¿No les ha pasado que alguién les dice o hace algo y uno se queda con las ganas de responderle, pero en ese momento no se le ocurre nada para decir? ¿Y que horas después uno se imagina mil respuestas para dejar a esa persona en su sitio, pero ya no hay nada que hacer?

Ultimamente me he dado cuenta que paso largos ratos pensando en esas respuestas "reactivas", como si mi subconsciente quisiera armar un catálogo de respuestas para todo tipo de situación (algo obviamente imposible)

Hace como un año, un amigo nuestro que es Argentino (amigo por el lado de la familia de mi esposa) nos comentaba en el cumpleaños de su hijito, que le gustaría regresarse a Buenos Aires en algún momento, porque no quiere que su hijo "hable como Venezolano". Me hubiera encantado responderle que le entendía perfectamente, que si un hijo mio me sale hablando como Argentino me daba una vaina, pero en ese momento no se me ocurrió decirle nada...

{yo tengo varias respuestas a tus comentarios, pero siempre que las digo, me censuras...}

# sacado del horno a las 09:30