Los restaurants suelen cobrar 10% por concepto del servicio que prestan. Ese 10% corresponde a la 'existencia' del servicio, mas no a la calidad del mismo. La propina que uno suele dejar es la que refleja qué tan bueno o malo le pareció a uno ese servicio

Pero a veces hay servicios TAN MALOS que a uno le provoca no solo no dejar propina, sino restarle parte de ese 10% adicional a la cuenta...

En estos días tuvimos dos experiencias dignas de recibir todo el peso de la LEY BOLIVARIANA DE DESPROPINIZACION (nombre aún en discusión en la Asamble Nacional), que es como se debería llamar la normativa que permitiera a los consumidores decidir si realmente el comercio y/o los mesoneros se merecen ese 10%

La primera experiencia fue en un restaurant en el Sambil de Caracas, del que no les voy a dar el nombre, aunque empieza por 'Creppes' y termina por 'Waffles'. Al llegar, si había cuatro mesas ocupadas era mucho y sin embargo, la mesonera se tomó sus buenos 20 minutos en venir a atendernos. Luego de tomar la orden de mala gana, se retiró y no la volvimos a ver sino hasta unos 15 minutos después...cuando se retiró del local. Nunca supimos si había renunciado o si la habían botado, pero el hecho es que la tipa decidió largarse de ahí justo después de haber tomado nuestro pedido.

Unos 10 ó 15 minutos más tarde se aparece en nuestra mesa otra mesonera, que debe volver a tomar la orden, porque la anterior se fue llevándose su libretica. Nuestro pedido no fue nada complicado y solo mi esposa pidió primer plato -- algo que no entendió la mesonera, ya que trajo todo junto. Como mi esposa no se podía tomar la sopa y comer la creppe a la vez, la mesonera decidió llevarse el segundo plato 'para la cocina para que lo mantengan caliente', cosa que realmente no sucedió (estaba frío), y que además hizo que olvidara traerle cubiertos a mi esposa. Entre esas idas y venidas (cada una de varios minutos) se nos fue más de una hora. A todas estas, la ¿gerente? del restaurant pasaba por las mesas con cara de culo (me imagino que por la situación con la mesonera desaparecida), agrediendo a los comensales con su mirada. Finalmente pedimos el postre, y la mesonera decidió que nuestro pedido no era aceptable, así que nos trajo cualquier otra cosa

Ese almuerzo para cuatro: más de 120.000 Bs. (con 10% incluido)

La segunda experiencia nos ocurrió una semana después, en un restaurant de fondue en El Hatillo del que tampoco les voy a dar el nombre, pero que queda en la callecita que baja de Das Pastel Haus, entre el restaurant de comida criolla de La Gorda y la churrería. El sitio es bastante bonito y la idea de comernos un manjar culinario Suizo era tentadora, pero al sentarnos en la mesa nos dimos cuenta que no sería una agradable comida. Para empezar, los mesoneros (esta vez todos hombres) ignoraban a los clientes y se peleaban y gritaban entre ellos. En la cocina se había terminado el 'stock' de ingredientes del primer plato que pedimos, así que el mesonero decidió traernos algo 'parecido', pero que ni era parecido, ni era fresco. Sobre el segundo plato, no es que estuviera malo, sino que no tenía nada de especial. Lo único sobresaliente fue cuando el mesonero me bañó con el licor/alcohol que usó para flambear la Potance que nuestros amigos pidieron, respondiendo a mis quejas con un 'ni que te fueras a quemar'. Como se podrán imaginar, esta vez ni siquiera nos atrevimos a pedir postre

Ese almuerzo para cuatro: más de 135.000 Bs. (con 10% incluido)

El fin de semana pasado fueron a la casa mi cuñada y su esposo y mi suegra y su esposo. Compramos unos tequeños de esos que venden congelados, unos refrescos, salchichas y pan de perros calientes...

Esa merienda para seis: menos de 35.000 Bs. (sin tener que pagarle 10% a nadie)

{en CaSa De RoRRo le ofrecemos excelente comida y un agradable ambiente familiar. Atendido por sus propios dueños}

# sacado del horno a las 11:30