2 mar. 2006
family portrait
¿Se acuerdan que les conté que ibamos a bautizar a mi sobrinita? En efecto, la ceremonia se realizó el pasado sábado
Para ese día, habían muchos más niños que lo que yo había pensado -- unos 12 ó 13, que sumados a las acostumbradas tropas familiares que asisten a estos eventos, hicieron que en la iglesia estuviéramos unas 80-90 personas
La ceremonia estuvo bien, no tan larga, aunque algo desorganizada. Como era de esperarse, los niños, que no eran todos tan bebés, no se podían quedar tranquilos durante casi una hora, sino que de a momentos comenzaban a llorar, gritar y los más grandecitos querían tirarse al piso a gatear o a caminar. Esto molestó mucho al cura, a quien se le ocurrió decir que los padres y padrinos debíamos tranquilizar a los niños porque no se podía concentrar -- cuando la realidad es que el tipo está repitiendo la ceremonia cual autómata y lo más probable es que tuviera su mente en el partido de fútbol que el Barcelona jugaría más tarde
De verdad que controlar a casi 20 niños (contando a los hermanitos y primitos de los bautizables) no es tarea fácil, pero me parece iluso de parte del cura andar pidiendo que todos se queden quietos -- eso no es parte de nuestra idiosincracia
Cuando le llegó el turno a mi sobrinita, casi de última, lloró apenas recibió la primera gotica de agua en la frente (meh, al igual que todos los niñitos de esa tarde), y casi se revienta una arteria por la calentera que agarró cuando le untaron el aceite
Ya terminada la ceremonia, el cura preguntó que si alguién tenía alguna pertenencia o recuerdito que quisiera bendecir, a lo que mi cuñada llevó una medallita y un azabache, pero el curo la rebotó ahí mismo diciéndole que eso no es Cristiano, que es una superstición y que esas cosas no se bendicen
A la salida de la iglesia, las familias se mezclaban, confundiendo a los fotógrafos que querían tomar los retratos grupales, y si controlar a los niños dentro de la iglesia era difícil, imagínense hacerlo afuera cuando ya tenían libertad de acción
Ya saliendo del sitio, el cura comenzó a caerse a gritos con los dos parqueros que habían llegado al lugar, y que pretendían cobrarle a la gente por 'cuidarle' los carros -- mismos que habían estado dentro del estacionamiento de la iglesia
La fiesta en celebración del bautizo quedó muy, muy buena (no hubo tequeños, pero sí whisky), con un grupo de unas 30 personas, incluyendo a otros cinco bebés más, por lo que los espacios entre las mesas se vieron comprometidos por la abundancia de cochecitos y pañaleras
Al final, los que más gozamos la fiesta fuimos los adultos, porque los pequeñitos todavía no entienden lo que les está pasando, y más bien lo que querían era echarse a dormir...
Para ese día, habían muchos más niños que lo que yo había pensado -- unos 12 ó 13, que sumados a las acostumbradas tropas familiares que asisten a estos eventos, hicieron que en la iglesia estuviéramos unas 80-90 personas
La ceremonia estuvo bien, no tan larga, aunque algo desorganizada. Como era de esperarse, los niños, que no eran todos tan bebés, no se podían quedar tranquilos durante casi una hora, sino que de a momentos comenzaban a llorar, gritar y los más grandecitos querían tirarse al piso a gatear o a caminar. Esto molestó mucho al cura, a quien se le ocurrió decir que los padres y padrinos debíamos tranquilizar a los niños porque no se podía concentrar -- cuando la realidad es que el tipo está repitiendo la ceremonia cual autómata y lo más probable es que tuviera su mente en el partido de fútbol que el Barcelona jugaría más tarde
De verdad que controlar a casi 20 niños (contando a los hermanitos y primitos de los bautizables) no es tarea fácil, pero me parece iluso de parte del cura andar pidiendo que todos se queden quietos -- eso no es parte de nuestra idiosincracia
Cuando le llegó el turno a mi sobrinita, casi de última, lloró apenas recibió la primera gotica de agua en la frente (meh, al igual que todos los niñitos de esa tarde), y casi se revienta una arteria por la calentera que agarró cuando le untaron el aceite
Ya terminada la ceremonia, el cura preguntó que si alguién tenía alguna pertenencia o recuerdito que quisiera bendecir, a lo que mi cuñada llevó una medallita y un azabache, pero el curo la rebotó ahí mismo diciéndole que eso no es Cristiano, que es una superstición y que esas cosas no se bendicen
A la salida de la iglesia, las familias se mezclaban, confundiendo a los fotógrafos que querían tomar los retratos grupales, y si controlar a los niños dentro de la iglesia era difícil, imagínense hacerlo afuera cuando ya tenían libertad de acción
Ya saliendo del sitio, el cura comenzó a caerse a gritos con los dos parqueros que habían llegado al lugar, y que pretendían cobrarle a la gente por 'cuidarle' los carros -- mismos que habían estado dentro del estacionamiento de la iglesia
La fiesta en celebración del bautizo quedó muy, muy buena (no hubo tequeños, pero sí whisky), con un grupo de unas 30 personas, incluyendo a otros cinco bebés más, por lo que los espacios entre las mesas se vieron comprometidos por la abundancia de cochecitos y pañaleras
Al final, los que más gozamos la fiesta fuimos los adultos, porque los pequeñitos todavía no entienden lo que les está pasando, y más bien lo que querían era echarse a dormir...
{familia que bautiza unida, permanece unida}
Si tienes chance léete este cuento: http://lagrimaseca.blogspot.com/2005/02/el-bautizo.html
Cualquier parecido es pura coincidencia.
Lindas las fotos.
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Cualquier parecido es pura coincidencia.
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