13 ago. 2005
1994 FL, MA, RI
A principios de 1994 estaba trabajando en una empresa consultora. No tenía ni seis meses de graduado, pero ya tenía casi año y medio en ese sitio. Una enorme porción de mis compañeros de promoción se había ido a estudiar afuera, principalmente a los Estados Unidos
En esa época, no sé ahora con los costos y el control de cambio, era tradición que al graduarse, uno se iba de viaje -- los que tenían los recursos lo hacían para Europa, de mochileros o no, pero se iban. Yo no me fui, porque ya estaba trabajando (era mucho más mercantilista en ese momento de mi vida), pero no tardé mucho en darme cuenta de que no me iba a durar para siempre el tiempo de hacer una travesía larga y sin compromisos, así que un buen día decidí que no quería seguir en ese trabajo y que iba a aprovechar que tenía panas regados por todos lados
Viajar a Europa estaba fuera de consideración. Mi papá no me iba a dar dinero -- orgullosamente, le había dicho cuando me gradué que ya no me tenía que mantener (claro, seguía viviendo en su casa, pero él no me pagaba nada). La opción era Estados Unidos -- aunque ahora pienso que me pude haber inventado una de Ché Guevara y viajar por Suramérica, pero me faltó imaginación en ese momento
Me senté a pensar quiénes estaban dónde y preparé una lista. El asunto no era tan fácil como ahora -- la internet no era masiva (ni siquiera los celulares lo eran), así que contactar a la gente era difícil y costoso...
Logré anotar unos quince nombres, pero solo tenía seguridad de que me recibieran en dos de los sitios. No me importó, igual saqué mis cuentas, me compré un morral de montañista amateur (de esos que solo sirven para echar pinta, porque seguro que si lo usaba para subir el Everest me moría en el camino), cambié lo más que pude en dólares y llamé a mis hermanos que vivían en Florida -- allí empezaría la odisea
Miami solo fue mi puerto de entrada. No me interesaba mucho pasar tiempo allí, ya conocía la ciudad y con mis hermanos, la verdad, nunca he pasado ratos divertidos. A los dos o tres días (gastadas ya las bienvenidas), contacté a mi primo que estudiaba música en Berklee College, en Boston, y que inmediatamente saltó ante la oportunidad de tenerme de visitante. "¿Qué estás esperando?" fue lo único que me dijo. Conseguí el pasaje más económico que pude (en una de esas aerolíneas budget que ya no existen y que lo único que faltaba era que uno fuera de pie durante el vuelo)
El día que llegúe me pasó buscando por el aeropuerto Logan y no me dejó hacer más que botar mi morral en su apartamento (pelado: un futón, un colchón, una mesita con lámpara y dos sillas 'multi-uso') e inmediatamente salimos para la estación del tren. Un grupo de panas nos esperaba en un pueblito de Rhode Island para ir a un concierto de Pink Floyd (The division bell, baby! ...we learned to talk). No recuerdo cómo era la vuelta, pero resultaba más práctico ir desde casa de ellos que desde el apartaco de mi primo en Boston
La experiencia del concierto fue alucinante...in more ways than one. No solo la bestialidad del escenario, mismo que incluía dos jabalíes inflables gigantes flotando a los costados, una disco-ball gigante que salió desde atrás de la mega cónsola, el juego de lasers, y el efecto surround hecho con las cornetas del estadio (antiguo Foxboro Stadium, no sé cómo se llama ahora)...sino la presencia de sustancias prohibidas en las gradas en donde estábamos sentados. No tuve que fumarme nada, los efectos me los pegaron por ósmosis. No me importó la helada lluvia (en mi idiotez de rockero imberbe, no se me ocurrió mejor cosa que ir en franela y jeans rotos), estaba viendo a Pink Floyd. Sin Waters, pero Floyd al fin. Non plus ultra. Mejor manera de empezar el viaje, no cabía en mi cabeza
En esa época, no sé ahora con los costos y el control de cambio, era tradición que al graduarse, uno se iba de viaje -- los que tenían los recursos lo hacían para Europa, de mochileros o no, pero se iban. Yo no me fui, porque ya estaba trabajando (era mucho más mercantilista en ese momento de mi vida), pero no tardé mucho en darme cuenta de que no me iba a durar para siempre el tiempo de hacer una travesía larga y sin compromisos, así que un buen día decidí que no quería seguir en ese trabajo y que iba a aprovechar que tenía panas regados por todos lados
Viajar a Europa estaba fuera de consideración. Mi papá no me iba a dar dinero -- orgullosamente, le había dicho cuando me gradué que ya no me tenía que mantener (claro, seguía viviendo en su casa, pero él no me pagaba nada). La opción era Estados Unidos -- aunque ahora pienso que me pude haber inventado una de Ché Guevara y viajar por Suramérica, pero me faltó imaginación en ese momento
Me senté a pensar quiénes estaban dónde y preparé una lista. El asunto no era tan fácil como ahora -- la internet no era masiva (ni siquiera los celulares lo eran), así que contactar a la gente era difícil y costoso...
Logré anotar unos quince nombres, pero solo tenía seguridad de que me recibieran en dos de los sitios. No me importó, igual saqué mis cuentas, me compré un morral de montañista amateur (de esos que solo sirven para echar pinta, porque seguro que si lo usaba para subir el Everest me moría en el camino), cambié lo más que pude en dólares y llamé a mis hermanos que vivían en Florida -- allí empezaría la odisea
Miami solo fue mi puerto de entrada. No me interesaba mucho pasar tiempo allí, ya conocía la ciudad y con mis hermanos, la verdad, nunca he pasado ratos divertidos. A los dos o tres días (gastadas ya las bienvenidas), contacté a mi primo que estudiaba música en Berklee College, en Boston, y que inmediatamente saltó ante la oportunidad de tenerme de visitante. "¿Qué estás esperando?" fue lo único que me dijo. Conseguí el pasaje más económico que pude (en una de esas aerolíneas budget que ya no existen y que lo único que faltaba era que uno fuera de pie durante el vuelo)
El día que llegúe me pasó buscando por el aeropuerto Logan y no me dejó hacer más que botar mi morral en su apartamento (pelado: un futón, un colchón, una mesita con lámpara y dos sillas 'multi-uso') e inmediatamente salimos para la estación del tren. Un grupo de panas nos esperaba en un pueblito de Rhode Island para ir a un concierto de Pink Floyd (The division bell, baby! ...we learned to talk). No recuerdo cómo era la vuelta, pero resultaba más práctico ir desde casa de ellos que desde el apartaco de mi primo en Boston
La experiencia del concierto fue alucinante...in more ways than one. No solo la bestialidad del escenario, mismo que incluía dos jabalíes inflables gigantes flotando a los costados, una disco-ball gigante que salió desde atrás de la mega cónsola, el juego de lasers, y el efecto surround hecho con las cornetas del estadio (antiguo Foxboro Stadium, no sé cómo se llama ahora)...sino la presencia de sustancias prohibidas en las gradas en donde estábamos sentados. No tuve que fumarme nada, los efectos me los pegaron por ósmosis. No me importó la helada lluvia (en mi idiotez de rockero imberbe, no se me ocurrió mejor cosa que ir en franela y jeans rotos), estaba viendo a Pink Floyd. Sin Waters, pero Floyd al fin. Non plus ultra. Mejor manera de empezar el viaje, no cabía en mi cabeza
{en esa época, YO no existía}
Estoy seguro que gracias a la inhalacion de esas sustancias fue naciste {tu alter rorro, si, si, tu mismo no te hagas el paisa}
Coño que chévere, me sentí de viaje por un momento, y se nota que hizo mella en ti esa escapada, recuerdas bastantes detalles considerando que hace 11 años que sucedió, cuando viaje a Estados Unidos estaba muy carajito y claro que disfrute, fui a Disney, Universal Studios, etc.. pero tengo que ir ya grande nojombre, aunque el precio del dólar ha variado de esos tiempos para acá, cuando tu fuiste estaba a 140 o 170 Bs. si no me equivoco, claro que es relativo porque ahora ganamos mas, pero igual cuando echas lápiz para esos viajes hoy en día es para cagarte el monto que te da al hacer la conversión jejeje. Buen post, al menos me hiciste ir a un concierto por un ratico, tenia tiempo que no iba a uno, mi blog esta recién abierto date una vuelta por allí.
Ya he dicho lo nota q me parecen estos cuentos de viajes.
Yo antes tampoco tenia personalidades multiples, esa vaina viene con el tiempo y lo q se le va tostando el cerebro.
Espero las otras partes del cuento.
Yo antes tampoco tenia personalidades multiples, esa vaina viene con el tiempo y lo q se le va tostando el cerebro.
Espero las otras partes del cuento.
Viste a Pink Floyd en vivo? Eres mi nuevo idolo blogeril... Yo vi a Waters sin Pink Floyd y alucine... tambien por osmosis
Me recuerda un pelo una experiencia mas o menos por el estilo, en el 92. Me toco viajar a Londres a una conferencia internacional, y jodia con un papa que "seguro que me conseguia con Genesis por ahi..."
Cual seria mi sorpresa, un dia en el "tube" (metro) que veo un anuncio del concierto de Genesis en Knebworth, no muy lejos de Londres, en unos pocos dias. Ni tonto ni perezoso me fui a una venta de entradas de conciertos que quedaba al lado del Marquee Club (me acuerdo del sitio porque en mi epoca de fanatico del Rock Sinfonico, ese era un nombre que siempre saltaba por todas partes, por ser un local donde se presentaron por muchos annos las mayores leyendas del genero), compre mi entrada con un pana puertorro que andaba conmigo y cuando llego el dia del concierto, nos lanzamos.
Tal cual, la marihuana en todas partes. Tratamos de huirle un pelo al principio, pero eventualmente, "we let it flow"... :)
Fue precisamente la gira del ultimo album de la banda con Phil Collins, asi que agarramos casi literalmente el "ultimo tren" para verlos. Y sin lugar a duda, creo que nos toco literalmente el ultimo tren para regresar a Londres, porque nos tardamos una eternidad en montarnos! :)
Que tiempazos aquellos!
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Cual seria mi sorpresa, un dia en el "tube" (metro) que veo un anuncio del concierto de Genesis en Knebworth, no muy lejos de Londres, en unos pocos dias. Ni tonto ni perezoso me fui a una venta de entradas de conciertos que quedaba al lado del Marquee Club (me acuerdo del sitio porque en mi epoca de fanatico del Rock Sinfonico, ese era un nombre que siempre saltaba por todas partes, por ser un local donde se presentaron por muchos annos las mayores leyendas del genero), compre mi entrada con un pana puertorro que andaba conmigo y cuando llego el dia del concierto, nos lanzamos.
Tal cual, la marihuana en todas partes. Tratamos de huirle un pelo al principio, pero eventualmente, "we let it flow"... :)
Fue precisamente la gira del ultimo album de la banda con Phil Collins, asi que agarramos casi literalmente el "ultimo tren" para verlos. Y sin lugar a duda, creo que nos toco literalmente el ultimo tren para regresar a Londres, porque nos tardamos una eternidad en montarnos! :)
Que tiempazos aquellos!
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