Iba a escribir un post sarcástico sobre mi experiencia de esta mañana para obtener el título original del carro de mi esposa, pero cuando llegué a la oficina, me enteré que el hijito de la secretaria tuvo una reacción rarísima cuando le iban a hacer un cateterismo para una operación de un soplo que tiene en el corazón, y casi se muere...

Afortunadamente, aunque sigue en terapia, parece que ya salió de peligro y ahora le van a hacer unos exámenes para descartar que haya tenido consecuencias de este problema -- tuvo un paro cardíaco, convulsiones y una reacción alérgica -- pero ya el chamo está medio consciente y sus signos vitales están normales

Después de almuerzo fuimos con un grupito de la oficina a hacer la típica visita. El J.M. de los Ríos da bastante lástima, aunque no puedo hablar por las salas de operaciones ni nada por el estilo, ya que solo pasamos hasta donde se queda la gente que visita. Cuenta la mamá del niño que tuvieron suerte, porque la operación (que no se pudo hacer, obviamente) coincidía con 'jornadas' (que no sé qué quiere decir), y con que son las elecciones gremiales, razones estas por las que todo el mundo está trabajando en serio (como debería ser durante todo el año)

La conversación con ella y su esposo pasó de la explicación científica y técnica de lo ocurrido (ya con tantos problemas que ha tenido el niño, son unos verdaderos expertos en cardiología) a una retahila de comentarios en los que todos los presentes - menos el autor de este post - daban gracias a Dios por su participación en este amargo momento y en cómo su 'mano' fue, seguramente, lo que salvó la vida del niño. "Dios aprieta pero no ahoga". "La decisión final es del iluminado". Frases como estas cruzaron la sala, saliendo de las bocas de miembros familiares, amigos y colegas del trabajo

Yo me considero ateo -- agnóstico, para más señas -- y aunque admito que no entiendo bien cómo funciona esto del 'milagro de la vida', me llama la atención que personas con niveles cultural, educacional y profesional muy parecidos a los mios, sigan entregando su porvenir a lo que un ser divino decida. "Yo tengo mi estampita para cuando me opero", dijo alguién por ahí. ¿Y eso hace diferencia? ¿Tiene más chance de ser ayudado el que tenga una estampita que el que no? ¿Cómo funciona ese negocio?

Todo el mundo tiene derecho a creer lo que mejor le parezca. Es más, ojalá sea yo el equivocado, y cuando me muera me reciba un señor de barba blanca encima de una nube, me dé mis alitas, mi coronita y mi arpa para pasar el resto de la eternidad componiendo baladas rock, pero me parece insólito que con algo tan delicado como la salud -- y más aún, de un niño que tiene problemas -- la gente siga pensando que la mejor opción es 'aceptar lo que el Señor decida'

La mejor opción es buscarse al mejor médico

¿Que hay que tener algo en que aferrarse en esos momentos críticos? Estoy de acuerdo, y de hecho, pienso que la fé sirve en esos casos, pero prefiero tener fé en las decisiones que tomé, en los médicos que están operando y en las medicinas que se estén tomando

Así funciono yo. Entiendo que los demás no comparten, necesariamente, estas ideas, pero lo que le pasó al hijito de la secretaria me hizo pensar un poquito en esto y me pareció que era algo que debía escribir...

...y antes que me digan que 'ya veré el día que me pase algo así a mi', les adelanto que ya me han pasado cosas de ese estilo -- obviamente, no con un hijo, porque no tengo, pero de que las he vivido, las he vivido

{Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia}

# sacado del horno a las 15:00