14 ene. 2005
nueve vidas
Como ya deben saber, tengo dos gatos. Uno de ellos es un siamés, una de las razas felinas más, ehm, detestadas por los que no son amantes de los gatos (y cuando digo amantes de los gatos, me refiero a la gente que le gusta tenerlos como mascotas, no a los que les gusta usarlos para enfermizos actos sexuales). Si se recuerdan, en la película La dama y el vagabundo, los dos siameses que aparecen son rematadamente malos y despreciables
Sebastián tiene algo de esa personalidad; más que un gato, se comporta como una rata de muelle. Es traicionero, egoista y celoso. No tanto conmigo o con mi esposa, sino con el otro gato. Si Leo decide acercarse a nosotros, va y le brinca encima. Si juega con uno de los ratoncitos rellenos de catnip, va y se lo quita. En resumen, es el propio azote de barrio: si no es para él, no es para nadie
Claro, todo esto es dentro de la casa, porque en el momento en el que medio pone una pata fuera de la puerta...¡zas! se vuelve todo un cobarde. Es más, en esos momentos no se debería llamar Sebastián, sino Jeva-stián, porque se comporta como una jevita (sin querer ofender a las jevitas)
Antenoche, cuando Claudia llegó, dejó la puerta abierta y en un descuido el gato se salió. Ella no le paró mucho, porque siempre se queda en el pasillo de nuestro piso, pero en esta oportunidad, el ascensor se cerró sin avisar (bueno, como se cierran todos los ascensores) y el tipo salió disparado por las escaleras hacia abajo. Nosotros no nos dimos cuenta en ese momento, sino unos minutos después cuando se empezó a escuchar una especie de sirena, como la que tendría una ambulancia que ya ha visto mejores tiempos. El sonido era una mezcla entre unas uñas raspando un pizarrón y el aullido demónico que emiten las criaturas de las tinieblas...
...el azote de barrio, el malandro, cuando se vió solo al final de la escalera (hay una reja en planta baja), comenzó a llorar desesperadamente y no paró hasta que mi esposa lo encontró y lo subió de nuevo al apartamento
En una esquinita, calladito, Leo lo veía con una cara que parecía decir "muchacho pendejo"...
{será malo y todo, pero se me partió el alma cuando lo vi aterrorizado y con las púpilas dilatadas}
Sebastián tiene algo de esa personalidad; más que un gato, se comporta como una rata de muelle. Es traicionero, egoista y celoso. No tanto conmigo o con mi esposa, sino con el otro gato. Si Leo decide acercarse a nosotros, va y le brinca encima. Si juega con uno de los ratoncitos rellenos de catnip, va y se lo quita. En resumen, es el propio azote de barrio: si no es para él, no es para nadie
Claro, todo esto es dentro de la casa, porque en el momento en el que medio pone una pata fuera de la puerta...¡zas! se vuelve todo un cobarde. Es más, en esos momentos no se debería llamar Sebastián, sino Jeva-stián, porque se comporta como una jevita (sin querer ofender a las jevitas)
Antenoche, cuando Claudia llegó, dejó la puerta abierta y en un descuido el gato se salió. Ella no le paró mucho, porque siempre se queda en el pasillo de nuestro piso, pero en esta oportunidad, el ascensor se cerró sin avisar (bueno, como se cierran todos los ascensores) y el tipo salió disparado por las escaleras hacia abajo. Nosotros no nos dimos cuenta en ese momento, sino unos minutos después cuando se empezó a escuchar una especie de sirena, como la que tendría una ambulancia que ya ha visto mejores tiempos. El sonido era una mezcla entre unas uñas raspando un pizarrón y el aullido demónico que emiten las criaturas de las tinieblas...
...el azote de barrio, el malandro, cuando se vió solo al final de la escalera (hay una reja en planta baja), comenzó a llorar desesperadamente y no paró hasta que mi esposa lo encontró y lo subió de nuevo al apartamento
En una esquinita, calladito, Leo lo veía con una cara que parecía decir "muchacho pendejo"...
jajajaj que buenas son las historias de tus gatos!El ultimo que tuve(Q.P.D), tambien era un azote, le gustaba salir en la noche a pelear, un dia volvio con la cola casi que partida en dos y santo remedio!
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